lunes, 13 de febrero de 2012

El Doctor Knoche el Frankenstein Venezolano

Gottfried Knoche
   Gottfried Knoche (Halberstadt, Alemania, 17 de marzo de 1813 - † Buena Vista, La Guaira, Venezuela, 2 de enero de 1901) fue un médico cirujano alemán, famoso por inventar un líquido embalsamador con el que momificó docenas de cuerpos, incluyendo el propio, en los laboratorios ubicados en la Hacienda Buena Vista, ubicada en el sector Palmar del Picacho de Galipán, en Caracas, Venezuela.


Biografia


Estudió en la Universidad de Friburgo en 1837 y, posteriormente, trabajó en el hospital del mismo nombre.

Knoche emigró de Alemania a Venezuela en 1840 para domiciliarse en La Guaira y atender a la población de coterráneos establecida en ese entonces en el litoral, donde fundó el Hospital San Juan de Dios, en La Guaira entre 1854 y 1856. Una vez asentado, trae a su esposa. Ejerce como doctor en esa ciudad y se gana la fama de persona caritativa, al atender a pacientes pobres sin cobrar, y por su incansable lucha contra la epidemia de cólera que asoló la región en esos años.

En 1845 recibe la revalidación de su título, por parte de la Universidad Central de Venezuela durante el gobierno del general Juan Crisóstomo Falcón.

Amante de la naturaleza, durante sus primeros tiempos en La Guaira solía el Dr. Knoche hacer largas excursiones a caballo hasta las montañas de Galipán. La perspectiva fascinante que ofrece el Litoral desde lo alto del picacho, y su fresco clima debieron ejercer en él fuerte atracción. Quizá fue así como nació su idea de adquirir alguna posesión en los alrededores. No muy lejos existían pequeñas fincas destinadas desde la época colonial al cultivo de café y frutales. Knoche fijó su atención de manera preferente en una y la adquirió a bajo precio, con el fin de pasar en ella los fines de semana. Finalmente se muda para allí de forma definitiva con el pretexto de que su esposa no soportaba el calor húmedo de la zona costera de La Guaira. Se dispuso entonces a edificar una casa como las de la Selva Negra, dotada de un gran salón o hall, revestido de madera, con su chimenea y gradería de rústico a la entrada. Casi todo el material fue transportado desde La Guaira a lomo de mulas. Las habitaciones estaban dotadas de amplios ventanales que daban al mar. Personas que tuvieron la suerte o el privilegio de conocer aquella posesión a fines del siglo XIX, elogiaron el buen gusto con que estaba decorada.

Tuvo una hija de nombre Anna (1840-1879), quien casó con Heinrich Müller (1812-1881), y un hijo que años más tarde vino desde Alemania. Médico como su padre, se radicó en Puerto Cabello. No se conocen mayores detalles de su destino.


Knoche y sus momias


Su fascinación y persistencia por evitar el inexorable proceso de descomposición de los cuerpos, le hizo experimentar con cadáveres no reclamados de la Guerra Federal, que subía a caballo desde el hospital San Juan de Dios. Knoche creó un líquido que se inyectaba en el torrente sanguíneo y conservaba al cadáver sin necesidad de extraer sus órganos. Así, el doctor momificó varios cuerpos y los mantuvo en su laboratorio.
Una vez supo del fallecimiento de José Pérez, antiguo soldado de la guerra federal, y cuyo cadáver nunca fue reclamado. Esa noche, el médico alemán lo montó en un caballo, lo trasladó cuesta arriba hacia su casa, y lo momificó. Luego le puso un raído uniforme, un viejo fusil, y lo colocó en la entrada de su casa, a modo de vigilancia, ante los ocasionales viajeros.

Esta obsesión por dotar de una apariencia de vida a los muertos dio pie a una de las anécdotas más populares atribuidas a este enigmático personaje. Los familiares de don Tomás Lander, distinguido hombre público de la Caracas del siglo XIX y fundador junto con Antonio Leocadio Guzmán del periódico El Venezolano, conocieron a través de un amigo las virtudes del misterioso líquido embalsamador de Knoche y solicitaron al médico que momificara el cuerpo de su deudo. Una vez concluido el proceso —con el cuerpo ya vestido y maquillado por sus familiares— sentaron a Lander en un escritorio a la entrada de la casa. Allí estuvo durante 40 años, hasta que el gobierno de Antonio Guzmán Blanco exigió a los descendientes del difunto que enterrasen cristianamente a la momia. Se dice que otro presidente de Venezuela, Francisco Linares Alcántara, también fue momificado por el médico alemán. Igualmente, momificó hasta sus perros y los convirtió en guardianes de la entrada del mausoleo.

Para la llegada de su propia muerte, Knoche había previsto que fuese la enfermera Amalie Weismann la encargada de suministrarle el suero momificador, dosis que dejó preparada. Knoche fue previsivo también con la dosis de Amalie: aunque la última sobreviviente de Bella Vista parece haber consultado con el cónsul alemán de la época, Julius Lesse, acerca de redactar un documento en el que constara que su última voluntad era que su cuerpo fuese cremado y las cenizas arrojadas al mar (¿temor quizá de ser momificada en el mausoleo de Knoche?); al pasar a mejor vida, el mismo doctor Lesse y Carlos Enrique Reverón subieron a Bella Vista y le inyectaron la dosis preparada para ella 20 años antes por el mismo Knoche. Acto seguido cerraron con llave la puerta del mausoleo, sellando así el destino final de la última sobreviviente.

La composición exacta de esta sustancia, a base de cloruro de aluminio, nunca fue descubierta.


La leyenda


Con el paso del tiempo, el lugar ha sido lentamente engullido por la vegetación y por el apetito voraz de vándalos, saqueadores y estudiantes de medicina que —intentando dar con el secreto del líquido momificador y atraídos por el mito de este sombrío mundo— han visitado la finca desde la muerte de Amalie Weismann (1926). Algunas de las paredes exteriores, los marcos de las puertas de la entrada principal, la caballeriza, un tanque, el laboratorio y el horno de la cocina son los últimos vestigios de la misteriosa posesión de El Ávila.

 Los vecinos de Galipán aseguran que aun se escuchan los pasos del galeno Aleman y que continuan entre ellos la presencia de las momias que custodiaban su hacienda entre ellas la de José Pérez y la del muerto que se negaba a morir se dice que uno de los cadaveres que Knoche subio a lomo de caballo se zafo de las ataduras y rodo montaña abajo y nunca se encontro.

Datos curiosos


  • La palabra alemana Knochen significa ‘hueso’.
  • El Dr. Knoche y las ruinas son también conocidas como “Canoche”.
  • Según la investigación realizada por los sociólogos venezolanos Andrés Eloy Sánchez y Alessandra Occhino, las hermanas Josefina y Amalia Weissmann tenían apenas 10 y 2 años de edad, respectivamente, cuando llegaron a La Guaira, lo cual hace imposible que fuesen ya enfermeras o que hubiesen trabajado en Alemania con el Dr. Knoche, como se ha afirmado erróneamente.
  • Según el historiador Guillermo José Schael, Gottfried Knoche era primo de Amalia Weissmann. Cabe suponer que también lo era de Josefina.
  • El desaparecido Hospital San Juan de Dios de La Guaira estaba ubicado junto a la Catedral San Pedro Apóstol.
  • El músico de heavy metal venezolano Paul Gillman le dedica una canción a la leyenda del Doctor Knoche, la canción, llamada Dr. Knoche, se encuentra en el disco El regreso del guerrero (1990).
  • La escritora latinoamericana Isabel Allende pudo haberse inspirado en el doctor Knoche para crear un personaje en su libro Eva Luna, el Profesor Jones, quien embalsamaba utilizando una fórmula secreta que mantenía a los cadáveres sin extraerles las vísceras.


Galeria de fotos

Olga Engels junto a una momia
Soldado José Pérez
Momia del Soldado José Pérez
La momia José Pérez con 2 visitantes
El mausoleo
Entrada del laboratorio
Sarcofagos 1979
Restauracion Sarcofagos 2009

Articulo 1925 con Amalie Weismann





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